S. Dalí, La persistencia de la memoria |
Existe la sensación generalizada de que vivimos un momento
crítico. Por supuesto, en lo que no hay acuerdo frente a la encrucijada es en
qué hay que desechar y hacia dónde queremos ir. Unos ven progreso donde otros
sólo atisban retrocesos, éstos amenazas donde aquellos esperanzas. Pero el
futuro, como siempre, será ecléctico, no dará la razón a nadie pero tampoco a
nadie se la quitará por completo, de modo que el mundo que vivan nuestros hijos
o nietos difícilmente habrá sido imaginado. Todo lo que podemos hacer al
respecto es analizar el presente, cómo es y cómo se gestó, para, sobre esa base,
proyectar utopías o distopías, según nuestro carácter o estado de ánimo. En el
pasado hubo muchos profetas pero todos eran falsos, los predictores modernos,
que presumen de utilizar métodos científicos, no son mucho más fiables; y sin
embargo, lo que hacemos en el presente depende en gran medida de cómo
imaginamos el futuro, aunque esta imagen del porvenir se alimenta y conforma
con el presente. Un círculo vicioso que buscamos romper, los que amamos la historia,
explorando el pasado.