Nos creemos libres porque desconocemos las causas de nuestro
comportamiento, según nos reveló Espinoza, allá por el XVII, y luego (S. XX)
Freud al afirmar que lo que deseamos es siempre fruto de impulsos
inconscientes, es decir, al mostrar las causas. El caso es que nunca sabré con
exactitud por qué no me gusta Pedro Sánchez, quiero pensar que, precisamente,
porque se deja llevar por pulsiones subconscientes que eluden la racionalidad,
pero lo mismo podría decirse de mí al desplegar esta emoción, que yo veo y
justifico como conclusión de un análisis inteligente. Mientras alguien no me
diga algo definitivo sobre este enredo lo dejaré aparcado en el frontispicio de
este escrito como prueba de mi honestidad intelectual. Dicho lo cual vamos al
lío.
23 may 2017
18 may 2017
El hundimiento de la socialdemocracia
La socialdemocracia agoniza. Sólo en Portugal se mantiene en
el poder un partido socialista, aunque apuntalado por una coalición de
izquierdas. En Francia, François Hollande renunció a repetir y su sucesor,
Hamon, ha obtenido un ridículo 6%; En Alemania, Schulz va de fracaso en
fracaso, el del domingo en su propio feudo, Renania-Westfalia; en Reino Unido,
Corbin se esfuerza por llevar el suyo, el Labour
party, a la irrelevancia definitiva; no hablemos de Grecia o Italia; En
España tres candidatos mediocres, por decirlo con benevolencia, tironean por el
dudoso honor de ser el desguazador seleccionado por la militancia. El panorama
es desolador; pero hay que decir a continuación que el socialismo europeo muere
de éxito.
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