19 oct 2010

La lección francesa

En un artículo que publiqué con motivo de la huelga del 29S, me criticaba un comentarista que yo pusiera mis esperanzas en los sindicatos para la defensa de los intereses de aquellos ciudadanos que necesitamos de la solidaridad y de la acción conjunta para hacer valer nuestros derechos. Estoy convencido de que el derrotismo político y sindical que se respira en la izquierda española ha propiciado un desarme ciudadano que se manifiesta en una apatía generalizada, en un escepticismo suicida, que nos entrega inermes ante la agresión cada vez más descarada del capital y de la derecha que le sirve. Cuando hablo de la izquierda no me refiero a los partidos, sino más bien a la izquierda sociológica, a las gentes cuyos intereses no son los de los poderosos.

Las organizaciones sindicales son las que en Francia han comenzado, dirigido y protagonizado la lucha contra las medidas económicas (pálidas al lado de las que ya hemos sufrido nosotros), las que han iniciado todo un levantamiento ciudadano que lejos de amainar avanza cada día con una escalada mayor. La incorporación de los estudiantes, hasta ahora los de secundaria, lo ha revitalizado, y hoy el bloqueo del combustible amenaza con paralizar por completo al país. Lejos de criticar a los sindicatos la opinión pública francesa aprueba con más de un 70% sus acciones. Los partidos de izquierdas naturalmente no condenan el movimiento, pero su protagonismo es prácticamente nulo. Es la sociedad la que se mueve, y el elemento organizado y organizador, el sindicalismo.

Quizá Francia sea un país anticuado y su ciudadanía insensata: he oído a un político de izquierdas (nuestro) alabar la inmovilidad de los españoles ante la destrucción de conquistas sociales porque, según él, es la única actitud responsable ante lo ‘inevitable’; a la vez afeaba el mal comportamiento de los franceses, revueltos cara a su gobierno que los amenazó la mitad que el nuestro a nosotros. Otro de los comentaristas de mi post manifestaba su impaciencia porque la ‘generación de la Transición’ pasara pronto, con sus rancios planteamientos sindicales y políticos. Al parecer somos un lastre para los jóvenes que saben muy bien lo que hacer, o lo que no hacer. Quizá lleven razón ¡Acaso no hemos ganado, ayer mismo, el Mundial!

La mínima movilización del 29S fue motivo para que se desatara toda una tormenta de dicterios contra las organizaciones sindicales a las que se tildaba de parasitarias, se contó con lupa el número de liberados sindicales y se aseguró que su mayor actividad consistía en dormir la siesta o hacer turismo. Todo el mundo los criticaba, unos por convocar la huelga, otros por no haberlo hecho antes, todos porque las consideran fósiles que no representan a nadie. Sin embargo, ayer mismo el diario Público nos revelaba que la patronal mantiene a 8 empleados por cada delegado sindical y durante estos siete días los sindicatos franceses nos muestran lo que se puede hacer con una sociedad viva políticamente, imbuida de la dignidad del trabajo y del concepto de ciudadanía.

De momento en este Mundial los franceses nos dan sopas con honda.
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3 comentarios:

jaramos.g dijo...

Aunque tal vez no pertenezcan la almendra de tu excelente artículo, destaco dos pasajes que, con toda sinceridad, han venido de perlas a mi formación sociopolítica (parte de la cual tiene tu blog como libro de texto), pues corroboran mi postura, menos firme y segura hasta que leo cosas como estas, de una persona autorizada:

1) "Cuando hablo de la izquierda, no me refiero a los partidos, sino más bien a la izquierda sociológica, a las gentes cuyos intereses no son los de los poderosos." De acuerdo, así se aclaran conceptos y términos.

2)"Los partidos de izquierdas naturalmente no condenan el movimiento, pero su protagonismo es prácticamente nulo". Claro: los partidos, sean los que sean y se hagan llamar del modo que sea, son EL SISTEMA, que trata de enjaular a la sociedad... etc., etc.

Gracias una vez más por tus lecciones.

Máximo Pretoria dijo...

Es indignante que el sector financiero, causante de la mayor crisis económica dese la Gran Depresión, sea rescatado por los estados y que sea la población la que tenga que pagar los platos rotos, con subidas de impuestos y reducción del estado del bienestar.

Eso es lo que indigna a los galos, que paguen justos por pecadores. Que los grandes economistas, políticos y banqueros se tapen los ojos, boca y orejas en una competencia por quién es más deshonesto.

Mientras tanto el sistema neoliberal de mercados financieros, donde todo vale para hinchar la huchaca, sigue sin regularse.

eclesiastes dijo...

Este año quieren meternos una Directiva Postal Europea.
Privatizar un Servicio Publico; desmontaje de operadores estateles, gastos para el Estado, reparto del botin ( subvencionado ) para las mafias.
Lo hemos visto en otros sectores.

Lo curioso:
- estas cosas las deciden en reuniones de representantes que
NO implican debate publico ( mas bien lo contrario )
- que siguen teorias neo-liberales inapelables, dogmaticas, no sujetas a la libertad de eleccion que se le supone a las presuntas democracias
- que las empresas privadas no solo han dado peor servicio, sino que ni siquiera han siso capaces de ser rentables, a pesar del apoyo y financiacion estatal !

Contra eso, en varios paises ha habido protestas. No ha habido protestas unitarias contra unas legislaciones que nos afectaran a todos.
Los presuntos sindicatos y los presuntos gobiernos explican que no se puede hacer nada porque "eso se decide en Europa" ?!
A los medios de presunta comunicacion estas cosas no les parecen temas a tratar.

Si la indignacion por algo de esto llegara muy lejos, se sacrifica a un ministro o a un gobierno y se pone otro ... que ofrece lo mismo.

( para evitar sospechas, advierto que so jornalero postal, no funcionario ).

Que propongo ? Explicar que hay unas opciones y hay otras opciones.
Eso es posible ? No lo se. Se que hay que intentar cambiar a mejor; a peor iremos siempre, si no ofrecemos resitencia a la ley de la gravedad y a la inercia.

Y Viva la Huelga General Continua.
Preferiblemente, en dias festivos.