Desde que empezaron las medidas anticrisis, o antipardillos, según se mire, castigando a funcionarios (reducción salarial), pensionistas (congelación) y consumidores (IVA), se viene anunciando que pronto les tocará a los ricos; pero el asunto tarda en materializarse: según parece, no me preguntéis por qué, aún no es el momento. Lo único reciente que recordamos con relación a los ricos es la supresión del impuesto del patrimonio (por definición los pobres no tienen de eso). Aquí marcaron el primer tanto, el segundo, el tercero y el cuarto, se deducen de lo anterior: los millonarios no suelen ser funcionarios ni viven de una pensión y, por supuesto, les importa un rábano el IVA. De momento ganan por goleada.
Se viene rumoreando estos días que la reforma del IRPF es inminente, agregando un tramo impositivo más para ingresos superiores a 120.000€ con el 46% de imposición para la parte de renta que sobrepase esa cantidad (ahora estaba en 53.400€ y 43% respectivamente). Naturalmente han empezado las críticas: por la derecha, populismo puro y crudo, generalidades vacuas y ninguna alternativa; por la izquierda la cosa es diferente, más trabajada. Yo me haré eco hoy del plan que propone
ATTAC, que no es un partido, pero si un movimiento ciudadano de gran vitalidad y de creciente presencia en España y Europa.
Como es sabido en la declaración del IRPF tienen distinto tratamiento las rentas que proceden del capital de las que se originan en el trabajo. Las primeras cotizan al 19% y si superan los 6000€ al 21%; los rendimientos del trabajo, en cambio, lo hacen en cuatro tramos que van del 20% al 43%, con la reforma anunciada se agregaría un quinto tramo en las condiciones ya expuestas.
Las rentas del capital incluyen:
• Rendimientos de cuentas y depósitos bancarios.
• Rendimientos por compraventa de acciones.
• Dividendos por reparto de beneficios de sociedades por acciones.
• Participación en beneficios de cualquier empresa.
• Primas por asistencia a consejos de administración.
• Rendimientos por compraventa de bienes patrimoniales.
Cotizan entre el 19 (mínimo) y el 21(máximo).
Las rentas del trabajo comprenden:
• Sueldos de contratados por empresas o administración pública y funcionarios.
• Ingresos de autónomos en el ejercicio de su actividad económica.
• Ingresos de profesionales en el ejercicio de su profesión.
Cotizan entre el 20% (mínimo) y 43% (máximo)
No es necesario decir que el primer grupo, que tiene un tratamiento más benévolo, comprende ingresos que obtiene en proporción significativa un sector social privilegiado, mientras que el segundo es el del común de los ciudadanos. Se justifica la desigualdad con el argumento de que es un modo de estimular el ahorro y evitar la fuga de capitales. Que sea suficiente explicación es algo que podemos valorar cada uno. Como se ve, la reforma propuesta permitirá incrementar, no demasiado, los ingresos de Hacienda a costa de las rentas más altas, pero no cambia nada, la filosofía del impuesto permanece intacta. La propuesta de Attac es la siguiente:
1. Que todas las rentas, se obtengan de donde se obtengan, se sumen conjuntamente (eliminando la diferenciación entre renta del ahorro o del capital y renta general o del trabajo) y al resultante sea al que se le aplique una única tarifa progresiva.
2. Que el número de tramos progresivos de tipos de gravamen se aumente, hasta llegar a un 65,5% para las rentas más elevadas (% que contemplaba la primera ley tributaria de la democracia, ley 44/78, y que nunca debería de haberse modificado)
3. Que se elimine la reducción por aportaciones y contribuciones a planes de pensiones.
De lo que se trata es de eliminar de una vez por todas la diferencia de tratamiento entre una y otra vía de obtención de ingresos, de incrementar la progresividad (aún más de lo que contempla la anunciada reforma) y eliminar la principal vía para obtener desgravaciones que sólo está al alcance de las rentas altas.
Las leyes exactoras constituyen un test para medir la sensibilidad social de los gobiernos, en este caso, el nuestro no queda muy bien parado. De hecho el vigente sistema fue diseñado en sus líneas generales por la UCD, hace ya 32 años y, posteriormente, sólo ha sufrido reformas de detalle, algunas, como la de Aznar, para endurecerlo. El programa de Zapatero en su primera legislatura incluía una reforma radical del IRPF, novedosa y arriesgada porque eliminaba los tramos, sustituyéndolos por un tipo único, pero manteniendo la progresividad por el procedimiento de dejar exento un tramo considerable de los ingresos. Nunca se aplicó, ni siquiera se planteó con seriedad.
Con las medidas previstas ahora los ricos no soltarán ni una lágrima… si acaso de risa.