La herencia recibida (no hay
ganador que pueda librarse de un hándicap heredado, que, de algún modo, marcará
su actuación, aunque sea sólo por rechazarlo, como ocurrió con las tropas en
Irak, que lastró las relaciones con USA
durante años), la herencia recibida, digo, incluía una brillante situación
económica, al menos en apariencia, que situaba al país en cotas macroeconómicas
y escenarios vitales jamás vistos. Recuerdo que la llegada al gobierno de
Felipe González, muchos años antes (1982), lo enfrentó a una traumática
operación económica que recibió el nombre de reconversión industrial,
consistente en la práctica liquidación de la industria básica creada durante la
autarquía y el desarrollismo de los sesenta, que a esas alturas se demostraba
inviable, y el desmantelamiento de las estructuras empresariales estatales
igualmente procedentes del dirigismo franquista, dadas las necesidades de
modernización (liberalización) de la economía, entre otros motivos por las
aspiraciones de integración en Europa. Fue una operación valiente que le valió
el enfrentamiento con los sindicatos, con lo que eso suponía para un partido
socialista, y la profundización en el abismo del desempleo. Decisiones Imposibles
para un socialista de no haber tenido la fuerza de liderazgo que supo mantener
Felipe González. De todas maneras no se destruyó una situación boyante, la UCD
no había logrado que el país levantara cabeza económicamente de modo
significativo, aunque sí alejar la catástrofe que nos sobrevoló en los años
setenta.
Por el contrario Zapatero se
encontró con un país próspero que crecía a más velocidad que la media de
Europa, lo que le permitía ir ganando posiciones en una escalada inédita en la
historia española. Todo parecía indicar que se tocara lo que se tocara, la
economía era lo único que había que dejar tal cual ¡Craso error! Como González,
casi veinte años antes, habría que haber cogido el toro por los cuernos y
desmontar las bases de aquella prosperidad, que era falsa, una burbuja que pedía
a gritos ser desinflada. No soy un técnico y no sé si aquello se podría haber
hecho paulatina y controladamente, pero hoy parece evidente que debería haberse
hecho. No se habría evitado la crisis, que no tuvo aquí su origen, pero ¡qué
distinta sería nuestra situación ahora!
Soy perfectamente consciente de
que decir esto es fácil pero hacerlo es harina de otro costal ¿Quién es el osado
que le pone el cascabel a ese gato? ¿Y cómo lo explica? ¿Cómo se vende a la
ciudadanía un parón voluntario en la prosperidad, viviendo de donde veníamos,
por lo que pueda ocurrir en el futuro? Zapatero no lo hizo y era su obligación.
Se arrepiente ahora. El error lo estamos pagando todos con una situación
lamentable y lo pagará el PSOE, con toda probabilidad, con la pérdida del
gobierno. La autocrítica que empieza a hacer antes de marcharse le honra.
Hay otra cuestión que tendrá que
explicar muchas veces o cambiar de argumentos, antes de convencernos a muchos: ¿Por
qué no presentó una cuestión de confianza, o dimitió, o convocó elecciones en
el momento en que desde la UE y el FMI le presionaban para cambiar
drásticamente de política? ¿No era una situación suficientemente grave como
para haber dado voz a los ciudadanos, en ese momento, haciendo uso de los
recursos de que dispone el parlamentarismo? ¿No habría sido más coherente con
los valores que lo llevaron al gobierno? ¿No habría compartido así la
responsabilidad en los remedios? ¿No habría demostrado, también así, fe en el
sistema de la que tan faltos nos hemos vuelto?
_______________________La ilustración la obtuve en la red sin que haya podido determionar el autor.
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