El ruido de la crisis aturde las
conciencias y nos sumerge en un ambiente de pesadilla, más propicio para la
huida que para la reflexión; sin embargo, las elecciones, que la coyuntura han
precipitado, nos exigen serenidad en el alto que se hace para elegir la
cofradía política a la que entregaremos el mando, la gestión de la cosa común. No
participar haciéndose el despistado, el pasota, el indignado o el antisistema
es perfectamente legítimo; pero, cada cual debería evaluar qué hay en la
decisión de miedo a la libertad (consultar a From). Personalmente ni me planteo
la abstención; está en mis posibles opciones casi al nivel del voto a la
derecha, tribu política que acoge las técnicas económicas que nos han
precipitado en ésta situación de catástrofe, aunque lo oculte cínicamente.
Quizás por imperativos de la
edad sigo utilizando las categorías de izquierda y derecha para clasificar las
opciones políticas. Como me considero de izquierdas (los que no dan por
terminado el camino de la libertad y la igualdad y casi ni empezado el de la
fraternidad), es en ese campo donde busco alternativas. Ahí comienza el
calvario de la indecisión, porque los programas, me temo, dan un poco igual por
el escaso margen de maniobra de que disfrutará un gobierno obligado a remontar
la situación económica, pero trabado por las instituciones supraestatales.
Posiblemente sean más importantes los talantes, las prácticas y los horizontes
de cada uno que un articulado programático que, como un corsé, puede asfixiar o
simplemente romperse.
El socialismo ha sido el mejor
instrumento de la izquierda. Precisamente desde ella siempre se le puede criticar de derechización,
pero nunca habría gobernado de no haber actuado así, y eso porque nosotros, el
conjunto de los electores, no le hubiéramos dado oportunidad. Así de simple. Por
sorprendente que parezca, Zapatero ha sido su líder más netamente de
izquierdas, lo que ha demostrado con su política social, pero su falta de
pragmatismo en la práctica política le incapacitaba para comunicar de modo
asumible el giro a la derecha del traumático final de legislatura. También es
cierto que los errores de todo tipo, no sólo económicos, se han acumulado y que
muchos, sinceramente de izquierdas, han sido defraudados y recelan gravemente de
su actuación futura. Si pierde, y perderá con toda probabilidad, la izquierda
será desalojada del poder, quizás por mucho tiempo. Para algunos es necesaria
una derrota que permita asumir errores y limpiar responsabilidades, para otros
será dramática porque supondría privar a la izquierda en general de su única
posibilidad de influencia política en largos años.
Izquierda Unida fue desde un
comienzo un proyecto que ilusionó a pocos. Bajo el nuevo logo se veía demasiado
la cara del PCE o, por mejor decir, de los restos caricaturizados del viejo
partido. Ha ido perdiendo buenos elementos, que o han sido marginados o han
abandonado, perdiendo así sustancia, mientras
sufría un progresivo adelgazamiento por una ley electoral perversa para
los grupos minoritarios de carácter estatal. En las próximas elecciones aunque
con el apelativo de “unida” prácticamente presenta sólo a la izquierda
comunista, pero fragmentada. Un buen programa económico, coherente y atractivo,
y unas perspectivas de modesto crecimiento por la ruina del PSOE, no serán
suficientes para resultar mínimamente influyente en el paisaje parlamentario
que se avecina.
Éstas son las dos viejas
opciones que parecen presentar, como se ve, más sombras que luces, pero hay
nuevas alternativas. De ellas trataré en el próximo artículo.
3 comentarios:
Acertado artículo...y muy original la referencia a esa gran película "El verdugo"...
Saludos
Mark de Zabaleta
Amigo Arcadio, puede que llegue el día de votar y aún no hayas encontrado lo que buscas. Tú mismo fundamentas el motivo con esta frase (tan buena, que me la quedo): "Quizás por imperativos de la edad sigo utilizando las categorías de izquierda y derecha para clasificar las opciones políticas." Eso lo podríamos haber dicho todos los españoles, niños, jóvenes y mayores, porque es cierto. Salud(os).
Intento desmenuzar lo que cada uno dice, pero por lo que ha sucedido y sigue sucediendo tema a quienes están del lado del FMI, del Banco Mundial, de la OMC, etc. porque hablan y obran como dictadores o señor feudales, se eligen a si mismos y, lo estamos viendo, tratan de reducir a un mínimo cualquier gobierno elegido democráticamente. "Muerte lenta de la democracia".
Un saludo y muchas gracias por compartir con nosotros tus pensamientos.
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