9 ene 2013

La gran estafa piramidal

Cuando en la época escolar estudiábamos las leyes de la palanca se nos recordaba que Arquímedes había dicho al respecto: «Dadme un punto de apoyo y moveré el Mundo». Lamentablemente en la escuela no se estudiaban los fundamentos de la economía y el dinero, no menos fascinantes, así que nadie pudo contarnos que Rothschild, eminente banquero, había declarado: «Dadme el control del dinero y ya no importará quién haga las leyes»
Por otra parte, sin duda conocéis lo que es una estafa piramidal. Podría definirse como un proceso en el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores que entran por el señuelo de obtener grandes beneficios. El sistema sólo funciona mientras haya nuevas inversiones. Fue conocido como esquema Ponzi por el nombre de un inmigrante Italiano que lo hizo famoso en USA en los años 20 tras una monumental estafa. El sistema monetario actual depende en su mantenimiento del crecimiento indefinido de la deuda; es decir, que funciona como un esquema Ponzi.
 Al contrario de lo que la gente suele creer el dinero no lo crean los gobiernos o los bancos centrales, sino casi por completo la banca privada (según un reciente informe del FMI un 95%). Los bancos otorgan créditos basándose en los depósitos que realizan sus clientes. Si yo deposito mil euros el banco podrá prestarlos a quien lo solicite que, a su vez, los utilizará quizás para hacer una o varias compras, cuyo producto podrá refluir de nuevo al banco. Nada impide que éste inicie de nuevo el ciclo, con lo cual los mil euros iniciales se habrán convertido, por arte de birlibirloque, en tres o cuatro mil. La cadena se multiplica así hasta el infinito en un proceso en el que se va creando dinero y del que sus titulares pueden disponer en teoría, pero que si todos decidieran hacerlo al mismo tiempo el banco quebraría porque no dispone de las reservas suficientes. Para evitar este crecimiento de vértigo se inventó el encaje bancario, que es un porcentaje que el banco ha de reservar por cada depósito. Dependiendo de su cuantía el dinero se podrá multiplicar sólo por 10, 20, 30, etc., pero no hasta el infinito. Algo es algo.
Como el dinero abunda porque se crea incesantemente su precio es bajo (el interés que se paga por los créditos), lo que favorece el apalancamiento, según el expresivo término utilizado por los economistas para expresar un endeudamiento al que se recurre para hacer más rentables los recursos propios (los  bancos españoles, por ejemplo, dieron sin empacho y con garbo, dinero prestado a raudales con dinero prestado). El resultado es un crecimiento desmesurado de la deuda. Lo mismo que con los depósitos, si se decidiera liquidar toda la deuda existente sería imposible. El sistema colapsaría. La cosa se parece a aquella maldición que decía: mal dolor te dé que cuando más corras más te duela y cuando pares te mueras. Para pagar la deuda hay que endeudarse más. En esas estamos.
 Así pues la transferencia al mercado financiero de las leyes de la palanca ha venido por una parte a cumplir el sueño de Rothschild (ya da igual quién gobierne) y por otra a construir un gigantesco timo piramidal que estamos pagando y seguiremos haciéndolo hasta la extenuación.
Mezclar la física con las finanzas fue una mala experiencia.

2 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Artículo muy bien desarrollado.

Mark de Zabaleta

Juliana Luisa dijo...

Muy didáctico.

Un saludo