Aparecen las diputaciones provinciales en la Constitución de
1812, aunque sin concreción y como un recuerdo, que aspira a
institucionalizarse, de las juntas o diputaciones de defensa que habían surgido
a nivel provincial por toda España frente a la invasión francesa. Conviene
aclarar que cuando la Constitución del 12 habla de provincias se refiere a 19
circunscripciones, que nombra y que se parecen más a los reinos o divisiones
del Antiguo Régimen que a las provincias actuales. Como es sabido, la
constitución fue abolida sólo dos años después (1814), así que no hubo tiempo
de ponerlas en marcha. Tampoco en el trienio del 20 al 23 en que los liberales
volvieron al poder. Fue en la década de los 30 con el cambio de régimen que
trajo el relevo en la corona y después de que cuajara la división provincial de
Javier de Burgos, cuando, por fin, comienza su andadura efectiva. Junto a los
gobernadores provinciales fueron las dos instituciones que ayudaron a
consolidar la nueva estructura provincial, que caló en la conciencia de los
españoles profundamente hasta el punto de crear una especie de patriotismo
provincial visible todavía hoy. Con todo, la provincia, los gobernadores y las
diputaciones, fueron elementos de un Estado centralista (y racionalista),
heredero a un tiempo de la monarquía borbónica dieciochesca e ilustrada y del
jacobinismo revolucionario francés.
26 feb 2016
22 feb 2016
Brexit
Tengo medianamente
claro cuáles serían los beneficios del Brexit
en el supuesto de que en junio los británicos se decantaran por esa opción.
Obviamente desaparecería la piedra en el zapato que padece la Unión desde la
entrada del Reino Unido en 1973. Las peculiaridades que disfrutan algunos estados miembros podrían desaparecer y la igualdad podría volver a ser norma.
El objetivo declarado en los tratados de progresar en la unión política, no
sólo en el comercio, podría por fin ser atendido sin el freno, sin la declarada
oposición de un miembro tan importante, y los corifeos que se manifiestan a su
sombra. Suponiendo que el daño causado por los británicos no haya sido
definitivo puede que en un tiempo breve se pudiera dar un salto adelante de verdadera
importancia.
20 feb 2016
En las mismas
Los que han disfrutado algún privilegio desde el nacimiento
acaban confundiéndolo con un derecho, y, cuando se les hace ver que es una
gracia de la que han gozado sin demasiado fundamento, sacan a colación todo
tipo de fantasmas: derechos históricos violados, el sentido común amenazado, la
costumbre aniquilada, lo razonable puesto en solfa… Una buena parte de los
católicos de este país, practicantes o no, se sienten con derecho a imponer sus
criterios y a escandalizarse ante cualquier crítica a sus posiciones de
privilegio se utilice el medio que sea: el escrito razonado, cualquier
expresión artística… el recurso a la ley. Igual la derecha (aquí, una
advocación de lo mismo), que ha hegemonizado la vida social desde tiempo
inmemorial, aunque desde la transición haya mostrado algunas debilidades que
han permitido gobiernos socialdemócratas, pero sin perder nunca el mango de la
sartén, o sea, la cosa económica.
12 feb 2016
El (sin)sentido común
La etimología nos proporciona a veces sorpresas, pero casi
siempre revelaciones interesantes: ‘extravagante’ (raro, insólito) es un
término que procede del latín tardío extravagans
– antis, participio activo de extravagari,
que significaba ‘andar errante por fuera de los límites’. Seguramente no hay un
vocablo que se oponga mejor a la expresión ‘sentido común’, que precisamente se
emplea para designar el pensamiento o la acción que está dentro de los límites
de lo razonable, es decir de aquello que puede aceptar la mayoría en un momento
y lugar determinado. Me detengo en estas dos locuciones por la reiteración con
que algunas personas, que tienen por norma apropiarse del sentido común, se
enfrentan a los pensamientos o soluciones novedosas con la repulsión que genera
lo extraño e insólito, calificando a sus portadores de extravagantes. Rajoy es
un caso de libro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)