Si desde entonces ha logrado dos mayorías absolutas y en los
peores momentos se ha mantenido firme por encima de un suelo tan elevado habrá
que deducir que sus resultados electorales tienen cimientos sociológicos
bastante sólidos. Compartir los valores de la izquierda no incapacita para ver
esta realidad; sólo desde la estulticia o la ceguera se puede ignorar.
Durante el tiempo del bipartidismo
la solución fue la alternancia: los dos protagonistas se presentaban como
oposición y gobierno alternativos, sin mayores peligros para su identidad, aunque
en el fondo se tratara de una colaboración. En la nueva situación cabría esperar
algún tipo de acuerdo de legislatura o de gobierno entre los antiguos
antagonistas, única solución posible con permiso de las matemáticas, que, ahora
sí, presentaría dificultades inéditas, no sólo para acordar, sino para gobernar
sin menoscabo de la integridad, aunque cuenten con el colchón amortiguador de
C´s.
Lo corriente es que la inmensa mayoría de la gente comparta
los valores del sistema que le tocó en
suerte habitar (quiéranlo o no, lo hacen
incluso sus oponentes). Entre partidarios y reformistas es normal que alcancen
una gran mayoría, basada, en última instancia, en la conservación del sistema,
sea o no políticamente correcto expresarlo en los terrenos de la izquierda. Un
fenómeno sociológico que habría que tener en cuenta desde el nivel de la
política partidaria en situaciones como la presente; aunque sólo sea para no
perder el tiempo y el norte buscando imposibles compañeros de viaje, con la
única explicación de la atracción por la aureola romántica con que se adornan desmañadamente.
Obviamente ha sido el miedo a no saber gestionar la nueva
situación sin daño partidario, sumado a los antagonismos personales entre
líderes (Rajoy/Sánchez) lo que nos aboca a unas nuevas elecciones. Falta de
altura política y exceso de personalismos, en última instancia.
Una lectura no amañada del resultado electoral da una enorme
mayoría a la suma de los conservadores (PP) más la nueva derecha crítica (C’s)
más la izquierda reformista (PSOE), los tres con fronteras comunes. Los cambios
que parecen haber reclamado los votantes se refieren precisamente a la
colaboración, a que los acuerdos sean explícitos y controlables y no se
camuflen en la alternancia.
No, no se necesitan nuevas elecciones, se necesitan otros
líderes.
1 comentario:
Gran verdad...
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