Por ejemplo ¿Qué le pasa a un país cuya deuda pública supera la riqueza que es capaz de crear en un año,
que además en su mayor parte está en manos extranjeras y de la que hace años
sólo es capaz de pagar los intereses, que, para más inri, se hace acompañar de
una deuda privada igualmente astronómica y cuya economía es incapaz de generar
empleo para mucho más del 80 % de su población activa? Te lo diré de aquí a
unos años cuando lo que tenga que pasar haya pasado. Aún entonces los
economistas discreparán sobre la madre que la parió y la identidad y
responsabilidades del padre, porque no es verdad, como se ha dicho, que los
economistas pronostiquen con acierto el pasado, también allí pelean sin
cuartel.
Seguramente habéis identificado el país que propuse como
ejemplo. Hace cuatro años (algo más porque a lo tonto a lo tonto Rajoy ha
conseguido ya superarlos en su mandato sin salirse de la ley) Zapatero dejó la
Moncloa. Según su sucesor y los políticos y economistas de corte, el leonés fue
el gobernante más malo desde tiempos de Witiza, aquel del que se dice que por
su degeneración moral y mal gobierno perdió a España. Sin embargo dejó el
gobierno con la deuda en el 70% del PIB; Rajoy, nos la ha puesto al final de su
mandato en el 110%. La diferencia es que aquel se fue con la sensación y el
estigma del fracaso y éste se vuelve a presentar haciendo de la campaña una
apoteosis de su gestión. Sin tener para nada en cuenta esta cosa tonta de la
deuda ni lo que parece su causa, el déficit no controlado, los economistas áulicos
diseñan una nueva reducción de impuestos, que suena tan bien en campaña y tan
ricamente cosecha votos. No soy experto, pero creo que los malabares que la
publicidad hace con la verdad no entran en el octavo mandamiento, así que,
tranquilos.
No se ven ya físicos partidarios del geocentrismo o que
renieguen de la ley de la gravedad, pero economistas que defiendan unas
medidas, si sirven a éste, o las contrarias, si sirven a aquel, una legión.
Parece que la economía fuera una disciplina que proporciona argumentos con
aparato matemático y apariencia científica para sostener una tesis y la
contraria. La mejor servidora de la política. Tan buena que cuando el amo se
invalida por haberse cubierto demasiado de mierda, se presta a tomar el mando
(aunque sin olvidar el mandado) hasta que remite la emergencia.
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La
ilustración es la de portada de Economistas,
políticos y otros animales, de Fernández Ordoñez. He leído en algún sitio
que lo mejor del libro es el título.
1 comentario:
Muy bueno...
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