Después vienen los análisis, el aburrimiento de buscar
culpables, con el resultado perfectamente predecible, por repetitivo, de que la
responsabilidad está en los políticos perdedores por su incapacidad para
conectar con el pueblo, por su desapego, por su ceguera. Admito que haya mucho
de eso pero, de ser cierto que se ha elegido una mala opción (no para sesenta
millones que la votaron expresamente), sería más lógico buscar esa responsabilidad en los que
depositaron el voto; en la masa de ciudadanos que, con mala conciencia, por eso
no manifestaron sus deseos en las encuestas, hicieron posible el resultado. Para eso, desde luego, hay que no tener mitificado al pueblo. No tenerlo por un
conjunto inocente que huyendo de los políticos, siempre malvados, han desviado
su voto hacía una opción de la que no prevén las consecuencias. Por el
contrario, creo que los que votaron a Trump sabían perfectamente lo que hacían.
Muchos de ellos se identificaban con el personaje porque en su discurso, en su
patanería e ignorancia se descubrían a sí mismos. Quizás el impacto del
histriónico candidato, unido a la cultura de masas que los medios y las redes
nos sirven a domicilio de forma apabullante, les ha permitido ganar la
confianza necesaria para llevar sus deseos profundos a las urnas sin el freno de
una conciencia cierta de su ignorancia que les trababa en otras ocasiones. En
el ocultamiento a los encuestadores está la única esperanza: al parecer ese
freno no ha desaparecido por completo, de ahí la mala conciencia. Lo mismo
cabría decir del Brexit y de mil y un sucesos de menor trascendencia
internacional que proliferan en todas partes y que amenazan con proporcionar
jugosas sorpresas en el futuro próximo.
Es obvio que estamos en una coyuntura de cambio y que a sus
factores, globalización y revolución tecnológica, los tenemos ahora mismo
atragantados a la espera de que unos jugos gástricos aguados, debilitados y
escasos para tarea tan dura puedan digerirlos.
Pero, cuidado, una digestión pesada y las repetidas sorpresas por los ángulos muertos pueden
gastarnos una mala pasada cualquier día de estos, si es que no ha ocurrido ya.
1 comentario:
Lo del "ángulo muerto" es una buena referencia...
Saludos
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