Esta segunda legislatura Rajoy parece que se va a estrenar con otro sonado
rescate, esta vez las autopistas.
Justo aquellas ocho que diseñara Aznar y su equipo (Cascos en Fomento), las
radiales que iban a servir a un super Madrid del siglo XXI, o XXII, y a una España de anticipación que se retrasa
a todas luces. Las empresas que se las quedaron ni se preocuparon de estudiar
su viabilidad porque el gobierno les firmó que si la cosa no marchaba se las
quedaba él. Y en esas estamos, la cosa no marchó y ahora nos las tragamos
pagando el socavón financiero (¿5.000 millones?) que han generado. ¡Tres hurras
a Rajoy el rescatador y a todos los que hicieron posible este pufo desde Aznar
a Rajoy con sus respectivos ministros responsables de la cosa!
Hace tiempo que los que diseñan el fomento optaron por la
carretera en la que debieron ver enormes posibilidades, a pesar de los miles de
kilómetros enterrados en alquitrán y la contribución extra en miles de Tm al CO2
que satura la atmósfera terrestre; como contrapartida abandonaron a su suerte
al ferrocarril. El AVE debió ser un accidente que se inició como un relumbrón
más de la Expo 92 de Sevilla y que después se generalizó en una nueva versión
del para todos café, perdiéndose en
el camino cualquier criterio de rentabilidad, lo que anuncia otro bonito
agujero para un futuro próximo. El transporte de pasajeros que no sea cercanías
o el AVE se ha desplomado de tal manera que algunas ciudades de mediana
importancia como Granada, a donde aún no llegó la alta velocidad, han quedado prácticamente
sin conexión ferroviaria. Como eficientes planificadores no tenemos precio.
Para desplome monumental el transporte ferroviario de
mercancías. En la actualidad solo conserva el 5% de la actividad, y cayendo,
mientras que en la UE se alcanza una media del 19%, y creciendo. Hoy por hoy si
el ferrocarril español abandonara esta actividad el impacto sobre la economía
nacional sería nulo (lo cuenta Gerard Llobet en Nada
es Gratis). Una privatización a medias y sin convicción que impide en la
práctica una verdadera competencia y las injerencias de un regulador no independiente,
el ministerio, con criterios políticos más que económicos, parecen acaparar las
principales responsabilidades.
Las grandes obras públicas fallidas, los proyectos
aberrantes y el sí pero no de las privatizaciones, como los casos que nos
ocupan, responden a una derecha castiza que, pese a considerarse de los suyos,
no se acaba de creer el liberalismo y que todavía piensa que puede controlar el
mercado con acciones arbitrarias y torpes; y a un centro izquierda con cargo de
conciencia porque no olvida su pasado anticapitalista y asediado por una
izquierda radical emergente. Hay otras muchas lacras: la ceguera de muchos
políticos para ver más allá de las próximas elecciones, el síndrome faraónico
de tantos mandatarios, el personalismo, el partidismo, el localismo, sin olvidar
la simple estupidez...
Sólo contemplando la idea de llevar el AVE a la última aldea
si es capital de provincia y la incapacidad para reflotar las mercancías, se
echa de menos un plan racional sobre transportes y comunicaciones que permita
aprovechar al máximo las estructuras heredadas, respetar las demandas
medioambientales del presente y las perspectivas de un futuro, no simplemente
soñado sino todo lo racional y científicamente previsto que sea posible. Después
tendríamos que dilucidar qué tareas no debe perder el Estado y cuales
desempeñan mejor y más eficientemente las iniciativas privadas, sin andadores a
costa del presupuesto y sometidas a las reglas del mercado libre: ni subsidios
ni rescates y con las justas injerencias reguladoras, ni una más ni una menos..
Ver malo lo privado y bueno lo público o viceversa, considerar
perversa la acción reguladora del Estado o al revés podrían ser tan sólo
efectos de la distorsión que genera el sectarismo. ¿Y si demandáramos políticos con amplitud de
miras que sepan hallar la justa proporción de un elemento y otro? Seguro que
los hay, y si no aparecerán: dice el mercado que la demanda crea la oferta.
Pongámoslo a prueba.
1 comentario:
Muy interesante...
Felices Fiestas !
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