31 ene 2010

Currando a los sesentaisiete


Lástima que tenga tan poca memoria y menos ganas de husmear por las hemerotecas sobre las previsiones que se hacían hace quince o veinte años acerca de la solidez del sistema de pensiones, pero, o bien tengo mucha imaginación, o nos estaban bombardeando con la necesidad de reformarlo porque no aguantaba, decían, mucho más de una década; en todo caso, aconsejaban los expertos previsores que cualquier persona sensata debía complementarlo con un plan de pensiones privado. Diez años después los dichosos fondos de pensiones resultaron ser el timo de la estampita mientras que el sistema oficial había registrado el mayor superávit de su historia. Todavía en plena crisis es lo único que no tiene déficit. Hoy mismo el ministro Corbacho asegura que “tiene una salud de hierro” (el sistema de pensiones, no él, aunque también, qué se le va a hacer). Pues bien, alguien en el gobierno ha decidido meter mano ahí y con el argumento de asegurar el futuro van a machacar el presente; han descubierto (¿cómo no nos habremos percatado antes?) que no nos podemos permitir el lujo de que los albañiles bajen del andamio antes de haber cumplido los sesentaisiete (que los trabajadores de Telefónica, Tve y tantos otros se marcharan con poco más de cuarenta no hace al caso, a ver si vamos a caer ahora en demagogias).

Que alguien me lo explique. Tenía entendido que nuestro problema primordial es el paro, si se amplía la edad laboral dos años ¿cuántos parados más habrá? Otro no menor es la baja productividad ¿cuánto caerá manteniendo a los abueletes en el tajo un tiempo suplementario? Si hace unos años el incremento de la productividad por la introducción de las nuevas tecnologías iba a permitir la reducción de jornada (en Francia lo permitió) y la de la edad laboral (en Francia lo permitió. La repetición no es una errata es que la jornada es de 35h y la jubilación a los 60), ¿cómo es que ahora ya no, si seguimos avanzando tecnológicamente y por tanto incrementando la productividad? ¿No es una falacia que la proyección demográfica desemboque en una tasa de dependencia insostenible? Sería así si otras variables (inmigración, productividad, natalidad, etc.) permanecieran inamovibles, pero ¿por qué iban a hacerlo? Que alguien me lo explique.

Puedo entender que se aproveche la aplicación de medidas drásticas que exige la crisis para atajar de paso algunos problemas estructurales de nuestra economía pero ¿por qué el sistema de pensiones si es de lo poco que funciona bien? Hasta gracias a las pensiones y a la solidaridad intergeneracional (fenómeno por el cual los papás mantienen económicamente a sus vástagos en paro) la catástrofe de los más de cuatro millones de desempleados no ha desembocado aún en conflicto social. ¿No es más cierto, señores del gobierno, que de aquí a unos años se habrá remontado la crisis y por tanto habrá vuelto a crecer el número de cotizantes disipando el temor de crac en el sistema, tal y como ocurrió en el ciclo anterior?

Alguien debería decirle a Zapatero (quizás nosotros mismos) y a su encantadora ministra de Economía y Hacienda que eso no se toca, que con eso no se juega.

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Goya tituló este cuadro Viejos comiendo sopa; podríamos, pidiéndole disculpas, rebautizarlo como Refrigerio en el tajo, o algo así.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen texto. Lo lamentable, es que la clase política con cuatro años y un día trabajados en la cosa pública, tengan derecho a la máxima pensión de jubilación posible. Es indignante, y eso no creo que lo vayan a tratar ni los unos ni los otros, cuando sea que se pongan a debatir el tema de las pensiones.