1 nov 2011

Los recién llegados

          A parte de las alternativas tradicionales, izquierda (IU, PSOE), derecha (PP) y nacionalismos en algunas comunidades, existen para estas elecciones dos opciones novedosas: una ya fogueada en comicios anteriores y relativamente consolidada, UP y D; otra que se estrena en esta ocasión, pero que podría tener cierto éxito, EQUO. Ambas ofrecen alguna dificultad a la hora de clasificarlas con los criterios tradicionales, lo que, dadas las circunstancias actuales de descrédito de la política al uso, puede jugar muy a su favor.

UPyD es la que más difícil me resulta encasillar. Algunos de sus miembros gustan de definirse como liberal progresistas, entendiendo liberal en un sentido social o cultural más que económico e incluso político. Sin embargo, leyendo su programa lo que primero salta a la vista es su postura crítica ante lo que consideran excesos del Estado de las Autonomías, para cuya corrección proponen desde medidas prácticas, como revisar determinadas competencias, financiación, etc., hasta cuestiones tales como borrar de la Constitución toda referencia a derechos históricos o vocablos como nacionalidades o regiones. En el conflicto de la lengua ya se situaron claramente frente al catalanismo. El asunto de la organización, o mejor, reorganización territorial es lo que le da más personalidad, y tiene el mérito de que lo expresan con claridad y convicción, al contrario de lo que ocurre en otras formaciones (casi todas), que tienen una notable ambigüedad ante el problema y se acomodan fácilmente a las circunstancias cambiantes, cualesquiera que sean, y no precisamente por flexibilidad sino por indefinición. Su progresismo queda manifiesto en la posición favorable ante cuestiones sociales problemáticas y muy de actualidad tales como la muerte digna, aborto u otras, y económicas al elegir la acción sobre los ingresos más que sobre el gasto para hacer frente a la crisis. Ante la cuestión energética propugnan la cautela ante la nuclear, como no podía ser de otro modo, pero no optan por su abandono. Cuenta en su haber con una líder de larga experiencia política (Rosa Díez), aunque para algunos, dadas las circunstancias, pueda ser un hándicap.

EQUO es una formación absolutamente novedosa y ha hecho esfuerzos por constituirse con métodos innegablemente democráticos y con visos asamblearios, no en balde nacía a la vida política mientras acampaban los indignados en las plazas públicas. Un guiño que muchos jóvenes sabrán captar, como el hecho de que su líder no ha sido político, aunque se fogueó durante años en la lucha por el medio ambiente (López de Uralde). Ecologismo de izquierdas o izquierda ecologista es su definición. La aproximación entre los ecologistas y la izquierda tiene ya historia, pero éste es un intento de fusión que se ha puesto de manifiesto en su programa y hasta en su composición humana, quizás con un poco de más peso en el ecologismo. Nítidamente de izquierdas, su programa contiene desde la reclamación de una nueva ley de la memoria histórica hasta la constitución de una banca estatal con las antiguas cajas, y, por supuesto, afrontar la crisis con una política de ingresos y de estímulo de la demanda y no con la restricción del gasto. Territorialmente, también en clara sintonía con otras izquierdas, se pronuncia por superar el Estado de las autonomías mediante el federalismo. Por supuesto reniegan del uso de la energía atómica, de la que requiere combustibles fósiles y de la construcción de nuevos embalses y prometen la elaboración de un plan que ordene el consumo y la producción energéticas sostenibles, así como la racionalización del regadío.

Ambas se pronuncian por una reforma en profundidad de la ley electoral con un nuevo texto que cambie circunscripciones, añada una estatal para la adjudicación de restos, modifique el carácter de las listas y abandone la ley d’Hont por otra más proporcional (Hare), evitando el lamentable espectáculo actual (IU requiere casi 500.000 votos para conseguir un diputado, más de 300.000 UPyD  y el PNV sólo 51.000, o en torno a 60.000 PSOE y PP). Esta última cuestión tiene además una clara repercusión en la arquitectura política del país al limitar el desorbitado poder de los nacionalismos en el Congreso de los Diputados y, por tanto, su influencia sobre el ejecutivo, abriendo la posibilidad de que trasladen al Senado parte de su acción política, con lo que esta cámara podría empezar a tener sentido.

Independientemente de la simpatía o rechazo que despierten, pienso yo que estaría muy bien que UPyD consiguiera grupo parlamentario, como le pronostican las encuestas, y que EQUO inaugurara representación en el Congreso.

No ha sido mi intención analizar exhaustivamente los programas de ambas formaciones sino dar mi opinión sobre ellas basándome en los textos publicados y en otras informaciones. Los programas se pueden consultar en los siguientes enlaces: UPyD - EQUO

3 comentarios:

jaramos.g dijo...

Hay algunos que ha salido "escupidos" (a toda velocidad) de UPyD, quejándose de las actitudes despóticas de la "jefa". Salud(os).

Mark de Zabaleta dijo...

La Economía Evolutiva en ciernes !

Mark de Zabaleta

Juliana Luisa dijo...

Me parece bien que hayan partidos nuevos