Extraigo dos párrafos
del artículo
de Inmanuel Wallerstein publicado ayer en La Jornada de México que son reveladores
de las paradojas en las relaciones internacionales y las contradicciones entre
teoría y praxis en política internacional.
«En
la década de los 60, el juego recomenzó con la llegada al poder de un
gobernante que buscó instituir una nueva constitución liberal. Fracasó, pero
abrió el camino para que emergieran partidos a la izquierda y a la derecha. Su
sucesor, Mohamed Daoud, fue derrocado en 1978 por el Partido Democrático del
Pueblo de Afganistán (PDPA), en la actualidad un partido comunista. El PDPA
estableció un régimen totalmente laico, con igualdad total para las mujeres.
Había recomenzado el gran juego. La Unión Soviética respaldó el régimen del
PDPA y Estados Unidos (sucesor de Gran Bretaña) respaldó a los mujaidines que
lucharon contra él y en favor de un régimen islamita.
»En 1979, la Unión Soviética envió tropas para ayudar a que el régimen del PDPA se mantuviera en el poder. La intervención soviética resultó contraproducente y eventualmente los soviéticos retiraron las últimas de sus tropas hacia febrero de 1989. No obstante, el PDPA se las arregló para mantenerse hasta 1992. Durante los cuatro años siguientes, varios grupos que se habían opuesto al régimen del PDPA lucharon unos con los otros. Un grupo que emergió con fuerza se llamaba a sí mismo Talibán y buscó reunificar el país bajo una estricta ley de la sharia en un régimen encabezado por el Mullah Omar. El régimen talibán fue especialmente rudo con las mujeres, casi encerrándolas en sus hogares, y clausuró todas las oportunidades educativas.»
Es sabida
la convergencia entre el régimen talibán y al Qaeda, lo que llevó a EE.UU. a
afrontar la contradicción: defensa de las libertades/apoyo a una opción
islamista radical, en la que había caído por una cuestión táctica, a saber:
debilitar a la URSS. El tacticismo empleado se había vuelto contra ellos, y de
qué manera (11S).
Cabría
esperar que la lección hubiera sido aprendida dada la dureza de las
consecuencias; por el contrario, casi sin solución de continuidad, y como si no
se hubiesen enterado del cambio en el equilibrio internacional por la caída de
la URSS –o quizás por eso−, se procedió a desmantelar manu militari el régimen
iraquí, uno de los pocos laicos que subsistían en el mundo islámico desde la
ola modernizadora y occidentalizante que recorrió ese espacio geopolítico tras
la descolonización. No fue un error puntual porque se perseveró en la acción estimulando
y apoyando años después las ‘primaveras’ que surgieron contra todos los
sistemas de origen laico de la zona. Que hubieran degenerado en autocracias más
o menos despóticas no es una justificación porque los que quedaron intocables y
se utilizaron como aliados son todos sin excepción absolutamente despóticos,
tan sin disimulo que algunos se proclaman teocracias sin el menor empacho.
El caso de
Siria es la guinda en el pastel. El caos en que ha desembocado la supuesta
guerra civil ha engendrado el monstruo del EI (Estado Islámico), que, para
asombro de ingenuos, riza el rizo de la marcha retrógrada de la zona pregonando
la vuelta al Medievo con la resurrección del Califato y la abolición de
cualesquiera derechos que no sean los de los ‘auténticos’ creyentes. El
misterio de su financiación, como hace poco la de todos los oponentes de al -
Asad, nos lleva a pensar si no fue evaluado en su origen como arma en algún
despacho de USA y, como en el caso de los talibanes, se hizo mayor y se largó,
aunque conservando conductos succionadores de petrodólares de los que florecen
en los desiertos de Arabia. ¿Quién lo sabe? ¿Quién lo entiende?
El
tacticismo en busca de no se sabe muy bien qué intereses ha desembocado en ésta
situación, la peor de cuantas pudieran imaginarse desde las postrimerías del
pasado siglo. Tan mala que el Estado teocrático, racista y genocida de Israel
empieza a ser visto por muchos, siguiendo a USA, como un oasis digno de ser
preservado.
1 comentario:
Un gran artículo, que sabe poner las cosas en su sitio...
Un cordial saludo
Mark de Zabaleta
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