1 jul 2015

Calendario

Dice el Papa que están estudiando fijar para siempre la fecha de la Semana Santa y que no ande por más tiempo bailando en el calendario sin ton ni son.  Perdón, ya sé que sí que tiene ton y son pero a nosotros nos coge tan lejos que hace tiempo que perdimos el compás. La Pascua era una festividad judía y su calendario era lunar, o casi, por lo que al colocarla sobre un calendario solar, el romano, que también es el nuestro, con alguna modificación promovida por otro papa, no encaja y se producen esas variaciones anuales que tantas veces nos han hecho preguntar ¿Cuándo cae este año la Semana Santa? No pasa lo mismo con la Navidad que siempre es el 25 de diciembre. El secreto está en que a los evangelistas se les pasó el detalle de la fecha del nacimiento de Jesús y la Iglesia improvisó colocándolo en el solsticio de invierno que es cuando los romanos celebraban el nacimiento de Júpiter o del Sol (diae solis invictus), con lo que se mataban varios pájaros con el mismo tiro, deporte al que tan aficionada ha sido la Iglesia per secula seculorum.



Antiguamente esto no era problema porque, como en todo, en el calendario la hegemonía de la Iglesia era incontestable y todo se adaptaba al litúrgico. El romancero atestigua hasta qué punto las labores del campo utilizaban como hitos las festividades religiosas (nunca la Pascua o las festividades vinculadas a ella porque la agricultura va con el Sol, no así la ganadería). Hoy la vida laica ha tomado la dirección y sus tiempos chocan con los de la Iglesia. En países en donde la secularización está más asentada  no hay problema porque el calendario eclesiástico importa poco, pero aquí vemos otra película y las festividades religiosas, unas fijas (calendario solar) y otras móviles (calendario lunar) crean un pequeño caos, por ejemplo, en la vida escolar que no logra organizarse en periodos lectivos de igual duración. No llegamos a la atosigante injerencia del islam en la vida civil, pero nos acercamos. Debe ser la proximidad geográfica.

Habrá que aplaudir la reforma si llegara a producirse y si además lo hiciera acertadamente (demasiadas premisas, me temo), hasta podríamos olvidar los siglos que llevan incomodando con tal antigualla, pensada en exclusiva para las necesidades litúrgicas; pero no se librará de la crítica de siempre: emprende la reforma antes de que los últimos de Filipinas acaben por darle la espalda, como hicieron otros antes, por su irracionalidad, egotismo y obcecación.

En estas cuestiones del aggiornamento eclesial hay que andar con pies de plomo: las reformas del Vaticano II sufrieron, nada más terminar, un proceso de reducción como para reírse de las macabras técnicas de los jíbaros. Curiosamente el que llevó al extremo la reacción, Wojtila, tuvo la ocurrencia racional (nadie está libre de un destello de racionalidad) de organizar un ERE con los demonios y cerrar los infiernos, a pesar de que los textos sagrados (evangelios, Apocalipsis, etc.) citan expresa y repetidamente a unos y otros; como era de esperar, su sucesor no perdió el tiempo para restaurar la situación anterior. 

Esperemos mejor fortuna para la iniciativa del papa che, de menos vuelo teológico pero más práctica.


1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Con pies de plomo....

Saludos