El pensamiento dominante, en cualquier situación y en cualquier momento, tiene la particularidad de presentar sus presupuestos ideológicos como inevitables y necesarios, debilitando las posiciones alternativas, que se perciben como radicalismos peligrosos o, en el mejor de los casos, como extravagancias ridículas. Lo que llamamos pensamiento único no es más que una fórmula de ideología dominante en el terreno económico y sociopolítico de hoy. Sus presupuestos básicos consisten en considerar que capitalismo, liberalismo y democracia son conceptos convergentes y prácticamente intercambiables. Sin embargo, sus mutuas relaciones se han mostrado, históricamente y en la actualidad, más frecuentemente como conflictivas que como concordantes.
Sobre liberalismo y democracia escribí en otro lugar(1) El capitalismo, por su parte, muestra evidentes contradicciones con el liberalismo. Adam Smith advertía de que la concentración de poder económico «es a la sociedad económica lo que el despotismo a la sociedad política»; pero, «el capital no ha cesado de concentrarse […] por el juego incesante de las fusiones y adquisiciones, bajo la presión de las finanzas»(2). Por su propia condición y por su exigencia de libre concurrencia y competencia, el liberalismo económico acelera la concentración capitalista que, a su vez, mina el liberalismo político en sus médula, deteriorando el principio de igualdad de los ciudadanos ante la ley, ya que propone un Estado mínimo, que ha de enfrentarse en la defensa de los derechos ciudadanos a un monstruo, los propietarios del capital, que crece en tamaño y poder sin cesar. Una contradicción que lo aboca a la autodestrucción y que genera, en situaciones de estrés político, latigazos de autoritarismo (medidas de orden público en Francia, USA, Rusia, hoy en Brasil, etc.).
Las crisis de los años finales del XIX y principios del XX (1929) produjeron la primera gran ruptura entre capitalismo y democracia: fascismo, nazismo, franquismo, formulas capitalistas que reniegan airadamente del liberalismo y la democracia; surgidas de un movimiento de defensa del sistema económico que se sentía amenazado por el progreso del comunismo, su coartada; en ellas el dirigismo económico y el autoritarismo político se combina con el mantenimiento del capitalismo. La geopolítica que surgió de la segunda guerra mundial y las luchas sociales, que venían de más atrás, produjeron la primera gran luna de miel del capitalismo y la democracia, bajo la fórmula keynesiana, que se prolongó algunas décadas y alumbró el Estado del bienestar, pero a la que la globalización, comandada por el neoliberalismo, y la crisis, efecto de su propia irrupción, han puesto fin en estos años.
La globalización neoliberal da la impresión de hacer triunfar por todos los rincones del mundo a la democracia, cuando en realidad sólo promueve a la democracia formal ya que a la vez que la difunde la vacía de contenido; por una parte, con la proliferación y crecimiento de instituciones supranacionales (FMI, BM, OMC, BCE, G20…, situadas fuera del control democrático directo) y, por otra, con la movilidad del capital, que los Estados son incapaces de contrarrestar con éxito; ambas herramientas minan la sustancia de las instituciones democráticas (soberanía popular), conservando sólo sus aspectos formales. La supuesta convergencia o identificación entre capitalismo (organización de la economía), liberalismo (organización del Estado) y democracia (soberanía), de la que alardea el pensamiento único, no es más que una situación en la que el capital, dotado de nuevas y poderosas armas se impondría sobre el Estado, liberal en lo económico, conservando las instituciones democráticas reducidas a su fachada. Negro panorama del que sólo se podrá salir desenmascarando y superando los presupuestos de la ideología dominante, el pensamiento único, o lo que es lo mismo, escapando de la jaula en que el capital ha metido al mundo con el señuelo de la globalización.
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1.Reflexiones sobre la democracia (1). Origen.
2.Thomas Coutrot: Capitalisme contre démocratie. En http://www.journaldumauss.net/
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La serie Reflexiones sobe la democracia:
(1). Orígenes
(2). Laicismo
(3). Economía
(4). El Estado
(5). Nacionalismo
(6). Populismo
(7). Capitalismo
1 comentario:
Me he leído los siete capítulos de este breve manual "para ayuda de los que estamos a la luna de Valencia" en muchos de los temas que tratas. Ya es mi libro de texto de "Educación de Jaramos para la Ciudadanía". Me ha abierto nuevas perspectivas y enfoques. Mi reconocimiento, una vez más, y mi agradecimiento. Lo bueno sería que hubiese más capítulos. A ver si para Reyes... Un cordial saludo.
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