Existe una tablilla de cerámica en la que un escriba,
aficionado a darle al magín, grabó con su punzón de caña sobre la arcilla
blanda, imprimiendo con habilidad los caracteres cuneiformes precisos, la idea
de que el mundo estaba ya saturado de novedades y que a ese paso no quedaría
nada que inventar en su futuro próximo. Era más o menos el año 3000 a.n.e., es
decir, hace 5000 años. Éste tatarabuelo filósofo que escribía sobre sus
rodillas sentado en el suelo en algún lugar del delta de los dos ríos con
hardware tan rudimentario estaba estresado por los cambios que había tenido que
afrontar en su vida y el vértigo lo ganaba. También creíamos que el estrés era
cosa nuestra, pero ca, no habíamos leído las tablillas de barro de hace 50
siglos.
25 jun 2015
20 jun 2015
Las circunstancias
Sugería Ortega que la esencia de nuestra personalidad no se
entiende si no se agregan las circunstancias. A eso podemos agarrarnos si
queremos desentrañar el misterio de por qué Rajoy es el jefe del gobierno (sé
que le gusta más Presidente, pero así, a solas, el vocablo es equívoco, sólo
preside al gobierno, no al Estado) y se mantiene después de cuatro años.
Nadie tiene menos cualidades de líder que el personaje en
cuestión, si se me aparta a mí y a algún otro que nadie conoce por lo mismo. Sólo
se me ocurre un caso parecido en la historia reciente, Franco (con perdón),
personaje insignificante y acomplejado que hizo carrera militar en las colonias,
para lo que sólo se necesitaba falta de escrúpulos y cierto arrojo; sin embargo,
se consagró (nunca mejor dicho) como líder indiscutible y providencial durante
casi cuarenta años. La vida tiene sorpresas, sorpresas tiene la vida, que diría
Pedro Navaja. Debo confesar que a su lado Rajoy es un angelito, un encanto de
criatura, que las comparaciones son odiosas y que sus expectativas no llegan a
los cuarenta años, a Dios gracias, pero reconozcamos que también comparte
algunas de sus más jodidas cualidades: intelectualmente insignificante, psíquicamente
mmm… (Maricomplejines le llamaron sus camaradas), conservador a ultranza y
pétreo en la inmovilidad. No puedo creer que esas cualidades sean las que le
han aupado y lo mantienen.
15 jun 2015
Si me queréis, irse
De verdad, en estas municipales tan divertidas hubiera
votado alguna candidatura popular (algún ‘Ganemos’, ‘Ahora podemos’, ‘Verás como
ganemos’, etc.), aunque solo fuera por ver qué pasaba. Pero a uno le pueden los
prejuicios: todavía menos que en los políticos ‘profesionales’ creo en los amateur. Además mi afición por los
perdedores no tiene límites, así que hice lo de siempre, a saber: votar a la
izquierda confesa, que como se ve nunca varía, siempre cosecha un apoyo
ridículo. Ni siquiera cuando los vientos de la crisis rebajan los humos a la
derecha, porque, invariablemente, aparece algún espabilado que se lleva las
plusvalías del cabreo. Siempre nos quedará el gesto de levantar la barbilla y
decir: no queremos los votos del despecho, a nosotros sólo nos interesa el amor
verdadero. Es mentira pero consuela.
13 jun 2015
Erre que erre
De niño me daba risa
cada vez que oía aquella hipérbole evangélica
recriminando a los que «ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en
el propio». Trataba de imaginar a alguien realmente con una viga en un ojo y me
ganaba la hilaridad. Ya no me río porque cada día me encuentro con algún caso
tal cual lo dicen las Escrituras. La estrambótica exageración no es del
redactor evangélico sino de la vida, que nos regala o castiga a diario con
esperpentos del estilo. El desparpajo con que muchos ven los problemas de los
demás y, llenos de buena voluntad y una desvergüenza olímpica, aconsejan
soluciones, situándose a si mismos fuera del escenario como si fueran cuerpos
etéreos, sin nada que ver con este mundo salvo para lo que venga en su
beneficio, es para mí un misterio que me tiene embobado. Quizás sea una
cualidad de ciertas clases o individuos singulares cuya condición e
idiosincrasia no se me alcanzan. La capacidad de análisis tiene su límite en cada
mente y en la mía este asunto queda al otro lado.
9 jun 2015
La gran pitada
Los historiadores que en el futuro analicen la evolución del
nacionalismo en Cataluña sin duda apreciarán la incidencia que en el fenómeno
ha tenido el Barça y su triunfal andadura de los últimos años. Que el club ha
sido un catalizador de intereses políticos es una evidencia imposible de
ignorar. Tampoco se puede olvidar, como contrapunto, que el RCD Español se creó
para atraer a aficionados no nacionalistas, inmigrantes (charnegos) y que el
Real Madrid ha sido identificado con los intereses del Estado o del
centralismo. En realidad la mezcla del deporte de masas con la política no es
una novedad.
5 jun 2015
Casi que prefiero los corruptos
No sé a qué temo más si a los corruptos o a los puros. Al
fin y al cabo los primeros pueden enviarse a la cárcel si sus corruptelas afectaran
a las leyes, y si sólo a las conciencias, cargarían con un baldón inhabilitante.
A los puros en cambio solo nos los podemos quitar de encima elevándolos a los
altares (Gandhi, L. King…), pero desde allí pueden seguir con la monserga ética
por los restos. Otra opción, más heavy,
es la satanización: Robespierre, un puro donde los haya, fue convertido en demonio
por sus adversarios y una historiografía perezosa, con lo que dejó de incordiar
(Como nota al margen apuntar que los tres citados fueron sacados de este mundo con violencia; en
general se toleran menos que los corruptos que no suelen pasar de la cárcel).
3 jun 2015
El circo
Hay muchos que se muestran
encantados con la coyuntura que nos ha tocado vivir este 2015, a la que califican
de interesantísima. Pero si, como es costumbre veterana, equiparamos la vida
pública a la pista de un circo, este es el momento en que salen los payasos
para entretener al respetable mientras se prepara el número siguiente del que
entrevemos algún movimiento turbador. Por buenos que sean clowns y augustos, y estos
lo son de sobras a juzgar por lo que hacen llorar (de risa o de pena), uno no
puede olvidar que después vienen los trapecistas a ponerte el estómago en la
garganta, o el lanzador de cuchillos, escalofriante. Para que el símil se
acerque más a la realidad consideremos interactivo el espectáculo e imaginémonos
esperando los cuchillos que nos cortarán el aliento aunque salven la carne, o subiendo,
con el vértigo acuestas, a la altura y fragilidad imposibles del trapecio.
1 jun 2015
Una lección (gratis) de psicopolitología
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