18 nov 2008

Izquierda ¿Unida?

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Mientras 22 mandatarios de los países más poderosos del Mundo han logrado ponerse de acuerdo lo suficiente como para legarnos una foto de grupo bien avenido, con qué ilustrar los manuales de historia y poner esperanza en los corazones de los feligreses del mercado, los compañeros de Izquierda Unida se han marchado a casa sin un mal posado. Emparejo los dos sucesos porque ahora que el capitalismo parece estar pasando un mal rato –no hay periódico que no haya citado a Marx estos días aciagos, redescubriendo sus méritos–, nuestro casero instrumento de lucha para el cambio no puede decir esta boca es mía porque está empeñado en su noveno concurso de collejas y patadas a las espinillas.


Que la izquierda no es una cosa que esté unida ya lo sabemos. Habrá incluso quien diga que la expresión “izquierda unida” presenta una flagrante contradicción en los términos, como uno de los Baroja, creo que D. Pío, predicaba de “inteligencia militar” o “pensamiento navarro”. Sin embargo no se trata de una maldición que la historia o el destino nos haya reservado a los que nos empeñamos en caminar por ese sendero, sino que es una cualidad o condición de fácil venta en el mercado político, con perdón, uno acaba contagiándose de todo. Al fin y al cabo, si la derecha tiene propensión a la unidad es porque no hay muchas maneras de estarse quietos, de no moverse, mientras que la innovación puede revestir infinitas formas, y la izquierda no es sino innovación… para progresar, es decir mejorar socialmente, por decirlo simple y bien.


La cuestión es que tener distintos proyectos para el viaje no nos obliga a tirar por la ventanilla al vecino. Si el objetivo es el mismo no parece que sea imposible conseguir un consenso mínimo que nos permita marchar juntos ¿O es que la meta no es la misma? ¿O es que algunos no saben a donde van, o, quizás, ni donde están? Me asalta la duda cuando veo que un personaje como Sánchez Gordillo se convierte en un líder en Andalucía y puede pugnar por la coordinación general presentando una candidatura propia, con la que no triunfará –Dios existe– pero sí podrá influir seriamente en el resultado final. Que mal tienen que andar las cosas para que un discurso ideológico que propugna un nacionalismo andaluz fundamentado en el subdesarrollo*, vieja cantinela que ya olía a rancio hace treinta años, tenga cancha en el seno de una organización moderna. Dicen que el Che nos legó una imagen pero ninguna idea, estos izquierdistas correosos y sempiternos sólo nos dejan disgustos y aunque se muestren con la boina o la kefia palestina no aportan ni ideas, ni imágenes, ni nada mínimamente útil para caminar hacía el futuro.


Mal anda el capitalismo, pero parece que la izquierda no está mejor; es imprescindible deshacerse de algunos trastos viejos, a todas luces inútiles, ya imposibles de restaurar, para que afloren nuevos ingenios.
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* Veasé CUT-BAI, su chiringuito político-sindical.

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