Quizás sea cierto lo que dicen responsables políticos y
algunos progres a la violeta, esta vez de acuerdo, sobre que la religión no es
el móvil de los crímenes del yihadismo; pero, al menos, es la coartada, y hasta
es lícito preguntarse si no está ahí para serlo. No hay acción humana que tenga
una sola motivación. La complejidad de la conciencia y de la sociedad, su
estructura y su evolución, lo impiden. Pero no quitemos importancia al
protagonismo que los propios ejecutores de las fechorías dan a los gestos
religiosos.
Las guerras de religión en Europa (Ss.XVI/XVII) pudieron
tener profundas causas económicas, amén de políticas, hegemónicas, etc. pero
fueron de religión por los detonantes, la morfología y muchas de sus
consecuencias. También por las justificaciones que elaboraron los contendientes
y, por supuesto, porque así las vieron los contemporáneos, que se sentían
impelidos por un mandato divino y se apoyaban en pasajes más o menos ambiguos
de las Escrituras.
La yihad, que muchos musulmanes entienden como lucha armada,
y que incluye el terrorismo, es un mandato coránico. Tiene una incuestionable raíz
religiosa por mucho que otros musulmanes lo contextualicen y resalten los
mensajes de paz y amor, que abundan en el texto sagrado. Las dos actitudes son,
desde un punto de vista religioso, lícitas porque las palabras están ahí y conviene
no olvidar que en el islam el texto del Corán es exactamente la palabra de Dios
(Corán significa recitación, que es lo que hacía Mahoma, recitar lo que recibía
al dictado).
Hacer la guerra o emprender la represión más cruel entreverada
de mensajes de amor y paz es una contradicción recurrente, no sólo en el islam.
Así ocurrió con instituciones de la propia Iglesia (Inquisición), como con la
política de monarcas que se tuvieron por el brazo armado del Altísimo en la
expansión de la fe y la persecución de herejes e infieles, todo ello legitimado
con los textos de las Escrituras y los argumentos de piadosos y sabios
consejeros.
En el mundo de hoy los musulmanes del Oriente Medio han quedado
en la periferia del sistema, el capitalismo global, después de la humillante experiencia
colonial, lo que implica frustración, resentimiento, agitación y rebeldía. La
religión les proporciona un sentimiento de fraternidad, así como la ideología
que los impulsa y da cohesión, y hasta los protocolos de lucha que, en tiempos
mejores, les permitieron dominar medio mundo. Cuentan además con ideólogos como
el filósofo/teólogo, Sayyid
Qutb, que inspiro a los Hermanos Musulmanes y su pensamiento es el cimiento
ideológico de al-Qaeda. En su obra monumental A la sombra del Corán presenta una visión paranoica apocalíptica
del mundo moderno en el que ve una conspiración para acabar con el islam por el
procedimiento de separar Estado y religión. Provendría tal empeño de sucesivos
errores del mundo antiguo, del judaísmo y el cristianismo al separar vida
espiritual y material, que el islam cortó, pero que se habría reproducido en la
modernidad con el desarrollo científico, tomado, según al-Qutb, del islam medieval, pero que se habría corrompido al separarse de Dios.
Por eso es la religión lo que aparece en primer plano. Por
eso es una guerra de religión, o así lo ven ellos, aunque en el fondo latan
otros problemas.
1 comentario:
Muy bien enfocado...
Saludos
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